sábado, 16 de agosto de 2014

Libertad. Parte 1. Concepto y definición.

Cuando un anarquista habla de libertad le es imposible no caer en romanticismos, ya que ésta es la meta, el objetivo final, es eso tan natural y buscado por todos los hombres, pero que jamás ha sido más perseguido por ningún otro que por un anarquista.
Yo puedo afirmar que la libertad nos otorga la valiosa virtud de ser, y la llamo virtud porque hoy en día lo es, puesto que no todos la poseen, pero todos tienden a ella, lo que quiere decir que debe haber algo que impida su aparición en cada uno de nosotros.

Lo primero que quiero dejar claro es la definición de libertad misma, y a partir de ese momento continuar explicando las reticencias que se han ido encontrando en la historia debido únicamente al miedo a ésta, ya que hay personas que tienen miedo a la libertad aunque anteriormente haya dicho ya que naturalmente el ser humano tiende a ella, el problema es cuando es el propio ser humano el que interviene para hacer de sí mismo alguien que le teme a aplicarla de manera práctica.

La libertad es aquello que nos dota con la capacidad de elegir nuestro propio camino en la vida sin atenernos a absolutamente nada más que a nuestro juicio. Esto es más complicado de lo que parece, ya que normalmente todos estamos obligados a seguir ciertas pautas que, tanto la sociedad como nuestros progenitores, nos imponen. Y lo mismo ocurre en la escuela. Esto no es malo del todo, es obvio que cada persona necesita una instrucción básica para entrar en el mundo del conocimiento y poder así desarrollarlo por sí mismo, por lo que realmente la primera parte de la educación primaria no actúa en contra de la libertad de cada individuo, de hecho, podría decirse que actúa en su favor. Aunque eso podría afirmarse sin ningún "pero" si dentro de esa primera parte de la educación primaria no se impartieran ciertos valores como estos:

1.La verdad proviene de la autoridad.

2.La inteligencia es la capacidad de recordar y repetir.

3.La memoria y repetición precisas son recompensadas.

4.La desobediencia es castigada.

5.Ajustarse: intelectual y socialmente a lo establecido por la masa.

Por lo tanto, para llegar a ser libre, no debemos ser influenciados por determinados valores que merman nuestra capacidad para desarrollarnos como un ser mismo. Esto nos lleva a determinar qué valores favorecen o merman nuestra libertad. 

Los valores nocivos tienen las siguientes características:

-Se inculcan a los demás por imposición; se te enseñan obligatoriamente. 

-Son coercitivos; obligan al que se le enseña a actuar de determinada manera.

-No suelen atenerse a ningún razonamiento lógico; debes obedecer esto porque es así y no puedes cambiarlo.

-Suelen favorecer a la autoridad, llegando a glorificarla; seguir a ciertas personas, comportamientos de éstas...

-Su incumplimiento, por norma general, puede llevarte a ser rechazado por la sociedad, ya que, no nos olvidemos de que ésta ha sido adiestrada bajo los valores cuyas características son las anteriores.

Los valores positivos poseen las siguientes características:

-No son inculcados por imposición, sino por amor y confianza; se enseñan porque existe un conocimiento mutuo, lo que permite que uno sepa lo que al otro puede serle de agrado.

-Permiten al individuo desarrollarse por sí mismo: sirven como herramienta para darle al individuo la capacidad de elegir sobre su propio destino.

-Crean mentes críticas, que por lo tanto, no se atienen a nadie ni se someten. Lo que permite que adquieran conocimientos de distintos referentes sin someterse a ellos. Además, esta característica otorga la capacidad al que la posee de analizar y actuar conforme a la razón y a lo que sus reflexiones dicten.

El concepto de libertad.

Considero la libertad como el mayor de los requisitos absolutamente necesarios para existir, la libertad permite a cada uno ser, puesto que cuando uno no es libre, no es capaz de ser él mismo.
Cuando un individuo se halla bajo algún tipo de coacción o sometimiento, no se le puede considerar como un ser consciente y razonable, ya que cualquier falta de libertad le convierte inmediatamente en un ser que obedece, y no en él mismo y su esencia.
Cada uno de nosotros somos capaces de discernir lo que queremos y lo que no queremos, lo que nos gusta y lo que no nos gusta, lo que debemos y no debemos hacer, lo que está bien y lo que está mal... Pero en el mismo momento en el que esa elección se ve influenciada por cualquier agente externo, nos hallamos en el punto en el que podemos afirmar que no somos capaces de seguir nuestra esencia, no somos más que una reacción consciente o inconsciente ante esas influencias externas. Pero esto no significa que no se pueda elegir adquirir ciertos conocimientos enriquecedores de esas influencias externas. Y esto no significa que nos sometiéramos a ellas, sino que conscientemente hemos sido capaces de elegir cuál consideramos más correcta y cuál menos, haciendo así que no sólo nos enriquezcamos de nuestras propias experiencias en el camino en el que seguimos a nuestra esencia, sino que lo hacemos enriqueciéndonos además con las experiencias de otros en el camino hacia sus propias esencias.
Imaginémonos caminando en completa oscuridad hacia una luz que nos ilumina, hacia un punto del que tenemos la completa certeza de que nos guía por el buen camino, imaginemos que nosotros mismos estamos eligiendo caminar, estamos eligiendo seguir por ese camino y a esa luz, una luz que forma parte de nosotros. Ahora resulta que comienzan a aparecerse otras luces a los lados de ese camino, y en algunos casos el fulgor de esas luces es tan intenso que ni siquiera podemos distinguir cuál es la luz que seguíamos anteriormente. Cuando esto ocurre, tenemos que pararnos y reflexionar, porque probablemente la intención de esas luces que aparecen no sea mala, aunque podría serlo, pero lo que debemos hacer es volver a observar con claridad y no confundirnos, debemos hallar de nuevo nuestro camino junto con lo aprendido de esa experiencia.
Nos hallábamos convencidos de que esa única luz era la que formaba parte de nosotros mismos, y por lo tanto, queríamos seguirla hasta el final, porque seguirla significaba seguirnos a nosotros mismos, elegir por nosotros mismos sin que nada ni nadie se interpusiera en el camino.
Sí es cierto que algunas de esas luces que aparecen a los lados pretenden ayudar y sumarse a la verdadera luz que uno quiere seguir, pero lo verdaderamente nocivo es cuando aparece algo que acaba con todas las demás luces y te dice: "No sigas esa luz, se halla equivocada, sigue única y exclusivamente a esta luz." Y en ese momento es cuando el cura, el monarca, el burgués capitalista... Y toda una serie de opresores por la misma naturaleza de sus cargos, están acabando con tu libertad. Y cuando esto ocurre, ¿Puedes afirmar realmente que eres tú mismo el que existe? ¿Acaso no eres una luz, una esencia distinta a la que eras antes?
Ya hemos dejado claro que tu esencia puede adquirir experiencia y conocimientos de las de los prójimos, y esto no es malo en sí, (exceptuando aquellas esencias que tienen como fin la maldad) pero lo que es verdaderamente tóxico para tu ser, es esto último, ya que en el momento en el que uno no sigue su esencia; lo que uno busca, lo que a uno le gusta, lo que uno considera que debe, lo que uno quiere... Nos hallamos en que dejamos de ser.
Además, de que la clave se encuentra en la capacidad de elegir y tener voluntad propia, y en caso de que nuestra esencia se nos sea arrebatada, ésto no podrá ocurrir, y por lo tanto, nos veríamos obligados y condenados a mantenernos como esclavos de otra esencia, ya que no podríamos pensar por nosotros mismos, sino a través de la esencia de otro.

Pero os preguntaréis, ¿Qué ocurre con aquél que quiere seguir fielmente a otra esencia porque no considera equiparable a la suya propia? En ese caso, en realidad no nos estaríamos viendo sometidos, nos hallaríamos en el primer proceso del que he hablado, adquiriríamos conocimientos y experiencias de esa otra esencia sin desechar la nuestra, puesto que nuestra voluntad es la de seguir a esa otra esencia, y por ende, lo que estamos siguiendo realmente es la nuestra propia.

El ser y la esencia del mismo están completamente relacionados, sin la existencia de la esencia, el ser se convierte en parte física de otras esencias, se convierte en esclavo de ellas. Sin la existencia del ser, la esencia no tiene capacidad de manifestarse, puesto que no existe. Por ende, un ser consciente debe seguir su esencia, puesto que de lo contrario se hallará esclavo de otros seres con otras esencias diferentes.

Tras esto podemos determinar que uno puede ser él mismo solamente en caso de que siga a su esencia, si esta esencia se ve destruida por la violencia (sometimiento, coacción...) de otros seres, uno deja de considerarse como un ser consciente para convertirse en un ser que obedece sin tener la voluntad de hacerlo, y que por lo tanto, deja de seguir su esencia.

*Hablo de "esencia" para englobar todas nuestras aspiraciones, sueños, voluntades, gustos, acciones, reacciones...


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